Erase una vez un gigante que no compartía las cosas. Todos los de su pueblo lo llamaban egoísta pero a él le daba igual, el gigante no tenía amigos y se sentía solo, nunca llegó a tener amigos.
Un día un chico le dijo que era un egoísta y el gigante le dijo que le ayudara. El chico le ayudó y nunca más fue egoísta y prestó las cosas. A partir de ahí tuvo un montón de amigos y fue mucho más feliz compartiendo y los demás también compartían con él, por fin empezó a sentirse bien.
Aprendió que ser egoísta no te lleva a ningún sitio.
Daniel Guanche Gil 5ºA
jueves, 7 de abril de 2011
El gigante egoista
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