jueves, 11 de abril de 2013


Una  historia bajo el mar (La Sirenita).

Erase una vez, hace mucho tiempo atrás, había un sirenio que deseaba, por encima de todo, aprender de los humanos, de su cultura, sus costumbres.

Rick, ése es su nombre, era el hijo menor de un gran linaje. Rick era el más querido por su padre, gran soberano entre su pueblo. El rey no estaba dispuesto a que su hijo se enamorara de alguna bella humana de las que solían pasear  por la orilla en busca de alguna caracola o piedras bañadas de mar.

Todos los sábados  el joven sirenio buscaba entre los restos de naufragios, con el objetivo de encontrar vestigios humanos y estudiar así sus costumbres.

Ese día ,12 de octubre, era un maravilloso día, el príncipe se disponía a tomar su desayuno. De repente,  su padre se enteró de que su hijo había estado durante los últimos años, vigilando a una humana. Incluso había hablado con ella.

Rápidamente, la madre preocupada por la suerte  del joven fue a la habitación, para advertirle de dicho descubrimiento.

-Hijo, vete rápido, corre.

-¿Por qué mamá?

-Tu padre  está enfurecido. Se ha enterado de tu relación con los humanos. Sabe que has estado en la superficie.

-Pero… ¿qué tienen de malo?, son seres como nosotros.

-Ya lo sé hijo, ahora debes elegir si seguir con nosotros o escuchar sólo a tu corazón. Ve y se feliz entonces.

-Gracias mamá.

-Toma coge este mapa, te llevará hasta una bruja  que podrá convertirte en humano como tanto deseas.

-Siempre te llevaré en mi corazón mamá.

Así, el príncipe huyó de su mundo bajo el mar para nunca volver. En el camino de búsqueda tropezó con unas puertas colocadas allí por su padre, para atraparle e interrumpir su deseo de ser humano. Dos eran las puertas: malva y  amarilla. El  príncipe después de mucho pensar, se decidió por una  puerta. Se estaba jugando su destino.  Pero…

Para su sorpresa cayó de lo alto una gran bola de luz naranja que destrozó la puerta elegida, el príncipe sorprendido, sin pensárselo más atravesó la puerta que quedaba.

Al pasar al otro lado, el joven sirenio, se encontró con la bruja. Sin más la bruja alegó:

-Te estaba esperando, mi  príncipe, ¿qué deseas que haga por ti?

-No te equivocas, quiero ser humano.

-Mmm Lo sé. Pero de verdad ¿así lo deseas tú?

-Sí, es lo más que deseo en el mundo.

-Que así sea.

-¡Esperaaaaaa!

-¿Qué? ¿Has cambiado de opinión?

- No, pero quisiera estar seguro de que me ama.

-Debes decidirte ya, todo tiene un precio. ¿No crees?

La bruja preparó sus brebajes y sus ritos, alzó su varita y dirigiéndola hacia el cuerpo del Príncipe, resolvió que a partir de ese justo momento sería humano. Ya estaba: en vez de su larga y brillante seña como pez, ahora tenía ¡piernas ¡ Al fin podría caminar.

-Que te vaya bien mi Príncipe. Ya no perteneces al mar.

Al llegar a la playa, Rick ve a su amada sentada mirando triste al horizonte, ninguno de los dos se dirige la palabra, aprendieron a hablarse con el corazón, se abrazan y saben que serán , para siempre jamás, felices.

Abajo, en el reino marino, la Reina consigue ablandar el endurecido corazón de su esposo el rey. Ambos saben que su hijo será feliz con sólo ser el mismo. Al fin y al cabo,” Ser” no depende de lo que nos hace poner de pie o nadar. ¿Verdad?

 

                                       Y COLORIN COLORADO, ESTE CUENTO SE HA TERMINADO.
GABRIEL PADILLA PÉREZ

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