Una historia bajo el mar
(La Sirenita).
Erase una vez, hace mucho tiempo atrás, había un
sirenio que deseaba, por encima de todo, aprender de los humanos, de su
cultura, sus costumbres.
Rick, ése es su nombre, era el hijo menor de un gran
linaje. Rick era el más querido por su padre, gran soberano entre su pueblo. El
rey no estaba dispuesto a que su hijo se enamorara de alguna bella humana de
las que solían pasear por la orilla en
busca de alguna caracola o piedras bañadas de mar.
Todos los sábados
el joven sirenio buscaba entre los restos de naufragios, con el objetivo
de encontrar vestigios humanos y estudiar así sus costumbres.
Ese día ,12 de octubre, era un maravilloso día, el
príncipe se disponía a tomar su desayuno. De repente, su padre se enteró de que su hijo había estado
durante los últimos años, vigilando a una humana. Incluso había hablado con
ella.
Rápidamente, la madre preocupada por la suerte del joven fue a la habitación, para advertirle
de dicho descubrimiento.
-Hijo, vete rápido, corre.
-¿Por qué mamá?
-Tu padre está enfurecido. Se ha enterado de tu relación
con los humanos. Sabe que has estado en la superficie.
-Pero… ¿qué tienen de malo?, son seres como
nosotros.
-Ya lo sé hijo, ahora debes elegir si seguir con
nosotros o escuchar sólo a tu corazón. Ve y se feliz entonces.
-Gracias mamá.
-Toma coge este mapa, te llevará hasta una
bruja que podrá convertirte en humano
como tanto deseas.
-Siempre te llevaré en mi corazón mamá.
Así, el príncipe huyó de su mundo bajo el mar para
nunca volver. En el camino de búsqueda tropezó con unas puertas colocadas allí
por su padre, para atraparle e interrumpir su deseo de ser humano. Dos eran las
puertas: malva y amarilla. El príncipe después de mucho pensar, se decidió
por una puerta. Se estaba jugando su
destino. Pero…
Para su sorpresa cayó de lo alto una gran bola de luz
naranja que destrozó la puerta elegida, el príncipe sorprendido, sin pensárselo
más atravesó la puerta que quedaba.
Al pasar al otro lado, el joven sirenio, se encontró
con la bruja. Sin más la bruja alegó:
-Te estaba esperando, mi príncipe, ¿qué deseas que haga por ti?
-No te equivocas, quiero ser humano.
-Mmm Lo sé. Pero de verdad ¿así lo deseas tú?
-Sí, es lo más que deseo en el mundo.
-Que así sea.
-¡Esperaaaaaa!
-¿Qué? ¿Has cambiado de opinión?
- No, pero quisiera estar seguro de que me ama.
-Debes decidirte ya, todo tiene un precio. ¿No
crees?
La bruja preparó sus brebajes y sus ritos, alzó su varita
y dirigiéndola hacia el cuerpo del Príncipe, resolvió que a partir de ese justo
momento sería humano. Ya estaba: en vez de su larga y brillante seña como pez,
ahora tenía ¡piernas ¡ Al fin podría caminar.
-Que te vaya bien mi Príncipe. Ya no perteneces al
mar.
Al llegar a la playa, Rick ve a su amada sentada
mirando triste al horizonte, ninguno de los dos se dirige la palabra, aprendieron
a hablarse con el corazón, se abrazan y saben que serán , para siempre jamás,
felices.
Abajo, en el reino marino, la Reina consigue ablandar
el endurecido corazón de su esposo el rey. Ambos saben que su hijo será feliz
con sólo ser el mismo. Al fin y al cabo,” Ser” no depende de lo que nos hace
poner de pie o nadar. ¿Verdad?
Y COLORIN COLORADO, ESTE CUENTO SE HA TERMINADO.
GABRIEL PADILLA PÉREZ
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