El lobo rojo (Caperucita)
Erase
una vez un lobo que vivía con su madre en un inmenso bosque
Un dia la madre le dijo
-Coje una cesta para llevar algo de
comer a tu abuelita que esta muy malita
Para llegar hasta la casa de la
abuela el lobo tenía que atravesar el bosque
Su madre le hizo prometer que no
hablaría con desconocidos
Pero en cuanto el lobo se adentró en
el bosque apareció una niña que le pregunto con una voz meliflua
-¿Ha donde vas lobito?
Y el lobo olvidando la promesa que
le hizo a su madre le respondió
- Voy a llevarle comida a mi
abuelita porque está constipada y no puede levantarse de la cama
Entonces la niña le propuso hacer
una carrera, el lobo aceptó y la niña empezó a correr tomando un atajo y llegó
en un santiamén a la cabaña de la abuela
La abuela esperaba la visita de su
nieto lobito.
No había cerrado la puerta, a si que la niña pudo entrar sin impedimento alguno.
La anciana gritó pidiendo socorro e intento defenderse
pero sus intentos fueron vanos
La niña se echó sobre ella y se la
comió en menos que canta un gallo.
Una vez que hubo consumado su obra
la niña se vistió con la ropa de la
pobre anciana
Y metiéndose en la cama y tapándose
con las sábanas todo cuanto pudo se dispuso a esperar
Cuando apareció el lobo se extrañó del aspecto que presentaba
su abuela a la que noto muy cambiada
Abuelita que orejas más grandes
tienes
Son para oírte mejor
Abuelita que ojos mas grades tienes
Son
para verte mejor mi querido nietecito
Lobito estaba cada vez mas tranquilo
Oye abuelita ¿y esa nariz tan grande?
Es para olerte mejor nietito
La voz de la lobito temblaba cuando dijo:
-Pero abuelita que boca tan grande
tienes
Es para comerte mejor
Dijo la niña y saltando sobre el
lobo se la comió de un bocado
Entonces cuando la niña salía de la
cabaña el cazador oía unas voces que venían de su barriga pidiendo ayuda
Entonces el cazador le abrió la
barriga a la niña y saco sanos y salvos a el lobito y a su abuelita. El cazador
antes de coserle la barriga le metió piedras y cuando la niña fue al rió a beber
agua se cayó, el lobo y su abuelita
daban gritos de alegría y también abrazaron al cazador y todos entraron a la
cabaña a tomar un a rica merienda
Paula Fernández Goya
6ºB
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