Erase una vez, un caballito de mar que era muy juguetón, mientras que la estrella de mar era trabajadora . Y además de eso tenía un huerto donde plantaba semillas de algas que tenían sabor a fresa.
La estrella de mar le decía a el caballito de mar: si sigues jugando y no colaborando con el huerto y con los demás, no podrás comer de nuestras algas con sabor a fresa ( Porque habían otras algas, por ejemplo las algas marrones con sabor a chocolate u otras grises que eran amargas )
Si tu plantas egoísmo lo vas atraer, y en este caso cuando tu necesites ayuda creo que no te va a ayudar nadie, por lo menos nosotros no.
Entonces el caballito de mar se lo pensó. Ella decidió desde ese momento iba a ayudar a todo el mundo submarino.
María Rodríguez González
4º B
sábado, 24 de abril de 2010
EL HUERTO DE LAS ALGAS ROJAS
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